domingo, 17 de diciembre de 2017


BARCOS DE PAPEL

Hago barcos de papel y navego  por el cosmos
entre galaxias aún no descubiertas.
Vacilante  aterrizo en tu orilla.
Encallo mi cuerpo en tu regazo.
Y mi dedo, barco velero,
recorre tu silueta,  mar en calma.
Tu piel parpadea sobre el pecho.
Escucho los latidos azarados.
Quizás estás soñando conmigo
o, tal vez, ya me has olvidado.
Como un aliviado náufrago
acaricio la tierra suave de tu playa.
Palpo restos de unas manos marchitas.
Oigo latidos antiguos, cansados…
Tal vez ahora mi nave pueda
surcar  tus sosegadas aguas.
Más el abismo es infinito y el universo eterno.
Solo los sueños pueden abreviar el trecho.


                                  Alicia F.


 Me asomo a tus ojos

Te miro de los pies a la cabeza
Me pierdo a la altura de tus ojos
Mirarte fijamente me marea
Abismos de esas miras no conozco.

Me asomo con cautela, muy despacio
No quiero resbalar a la primera
El fondo no se ve; está muy abajo
Tan solo veo restos de una hoguera.

El viento balancea  las cenizas
y páginas de historias, cuentos chinos
planean rebotando en las esquinas
Mostrando a plena luz  los desatinos.

Algunos sueños rotos en la almohada
almohadas que son plaza de una noche
La tierra ya se ve y está mojada
Y llueve sin parar sobre el cogote.

Tan solo me he asomado a tu mirada
He visto más historias que en un libro
No necesito que me cuentes nada
Las palabras sobran, pierdo el equilibrio.

                           Alicia F.


  AL MAR

Yo te cuento
Tú me cantas
Yo te cambio algún secreto
por historias de piratas
que perdieron su velero
por el amor de una dama.
Yo te cuento
Tú me cantas
Cómo doncellas marinas
con su irresistible influjo
al navegante dominan
con resistentes embrujos.
Yo te cuento
Tú me cantas
susurras con voz de espuma
melodías encantadas
Danzas sobre leves dunas
peinando arenas doradas
¡Cuántos cuentos en los cantos!
¡Cuántos cantos en los cuentos!
Yo te cuento
Tú me cantas
Yo te siento
Tú me atas.


      Alicia Fdez.
LLEGA LA NOCHE

¡Qué importa si llega la noche oscura
y trae consigo un limbo infinito!
¡Qué importa si amarrada a tu cintura
huye el miedo del alma cuan maldito!

¿No ves que la Luna se viste de nácar
Y su halo, guardian de sueños
y en su halo crecen corales celestes
rivales directos de tus ojos verdes
y casi se muere de celos el mar?

¡Qué bella la noche si tus manos pintan
Olas infinitas en mi cuerpo azul
Si surcan despacio las islas perdidas
como aves de paso buscando la luz!

¿No ves que no retumba en los recodos
de tu alma el imponente silencio
El que grita y mata como un monstruo
El que augura males que a veces presiento?

¡Qué bella la noche si de nuestros labios
emerge la miel densa de los besos
Esos que planean cerca de los sueños
Con los que jugamos a volar a ratos!


Qué caiga la noche sobre nuestras manos
Seremos veredas, ríos y mareas
Auroras, anémonas y ocasos dorados
Y el aire impoluto que envuelve la aldea

Pues ya no  importa que la noche venga
vestida de negro si la desnudamos
y, colmada de luz, sosegada  duerma.
Si entretanto nosotros, nos desvelamos.

                                        Alicia